Conocí a Antonio Gómez en enero del 2016, luego de que la escuela de formación de suboficiales de la Policía Nacional, Escuela Gonzalo Jiménez de Quesada, había suscrito un contrato con la Universidad EAN, para que los suboficiales que estuvieran haciendo su curso de ascenso tomaran varios seminarios en temas gerenciales, y el coordinador de semejante chicharrón era Antonio Gómez.Antonio envía un correo-e a varios profesores de la Universidad EAN, invitándolos a revisar agendas, interés y temas en que podían participar en el proyecto, y el correo-e de marras me fue reenviado a mí. El proyecto arrancaba el día lunes 1 de febrero del año 2016, y yo apenas recibí el correo-e mencionado, envié mi CV al Sr. Gómez (en ese entonces, era el «»Sr. Gómez todavía; aún no era Antonio) y acto seguido fui invitado a una reunión estratégica cuyo objetivo era explicarnos bien el alcance del proyecto, su duración, la población para la que íbamos a diseñar los módulos, duración de las sesiones, en fin todos los pormenores.Arrancamos con las clases la segunda semana de febrero, y hasta el día 21 de diciembre del 2017, estuve involucrado con el proyecto, con lo cual obviamente ya Antonio dejó de ser el Señor Gómez. En esos 23 meses que trabajé con Antonio encontré una persona de un nivel de integridad, organización, diligencia y profesionalismo muy extraños en nuestra sociedad, en donde el incumplimiento, la improvisación, el desorden y la desidia son mucho más comunes que las bondades mencionadas en la frase anterior.Todas los meses recibíamos un correo-e con un archivo Excel adjunto en donde se nos informaba de los días tentativos en que se iban a desarrollar los módulos a nuestro cargo. Una vez revisado ese archivo, informábamos a Antonio de nuestra disponibilidad, y como un reloj suizo él procedía a reorganizar la agenda de modo que en menos de 3 días ya teníamos el cronograma definitivo. Si por algún motivo a alguno de nosotros se le presentaba un imprevisto, Antonio nunca dejaba nada al azar, y con la mayor de las diligencias conseguía un reemplazo, cosa que nunca en esos 23 meses hubo un curso que no tuviera un docente encargado a las 8 am, hora en que arrancaban las sesiones.Siempre estaba presto a cualquier inquietud, cualquier sugerencia, cualquier reclamo, y realmente fue un gusto y una gran experiencia haber trabajado con él.