Luego de mi último escrito en el que pretendíamos generar algunas conclusiones en relación con las competencias que debían estar presentes en el empleado, emprendedor y empresario, un par de amigos me escribieron y mencionaron que si bien estaban de acuerdo con la presencia esencial de la actitud y el compromiso en nuestra vida laboral, no menos importante era la responsabilidad, sin la cual las dos anteriores carecían de importancia por cuanto simplemente no se presentarían.

Durante el fin de semana estuve analizando estas apreciaciones porque son válidas, en cuyo caso existiría la posibilidad de que afirmáramos que la responsabilidad, al igual que la actitud y el compromiso, deberían estar presentes en el mismo nivel de importancia, sin embargo luego de analizar distintas posturas frente al tema, y sin invalidar los aportes recibidos, concluí que efectivamente la misma [la responsabilidad], sí debe estar presente, pero a diferencia de las otras dos [actitud y compromiso], de manera implícita, esto es, siempre presente independiente de las circunstancias, lo que no necesariamente ocurre con las dos primeras.

Analicemos lo anterior…

La actitud y el compromiso necesariamente están relacionados con la motivación, esto es con el estado interno [de la persona], que activa y mantiene la conducta, que a su vez está asociada con patrones de comportamiento que pueden ser modificados de acuerdo con nuestros intereses y deseo de continuar estando en un lugar, o haciendo aquello con lo que nos hemos comprometido…, sin embargo puede llegar el momento en el que consideremos un cambio de lugar o un cambio de tarea, lo cual es incuestionable siempre y cuando existan argumentos válidos para ello; esto no ocurre con la responsabilidad.

La responsabilidad es una condición que independiente de nuestras motivaciones siempre debe guiar nuestro actuar, en otras palabras, debe estar presente independiente de las circunstancias, por cuanto la misma trasciende los límites propios de nuestras ejecuciones generando afectaciones directas e indirectas en terceros, la actitud y el compromiso pueden variar en muchas ocasiones, incluso a partir de estímulos externos frente a los cuales podemos asumir posiciones que apoyan nuestras decisiones de estar o no estar; la actitud y el compromiso son bidireccionales y dependientes [aumentan o disminuyen por decisión propia o por influencia y/o estímulos externos], la responsabilidad es unidireccional [siempre por decisión propia con afectación en terceros], e independiente de los estímulos externos porque a pesar de ellos se debe cumplir con la labor.

La responsabilidad es ajena a las motivaciones, está atada a nuestra palabra, la actitud y el compromiso no generan obligación, pero se constituyen en un buen complemento de la primera; la primera puede existir sin las segundas, éstas últimas no pueden existir sin la primera.

“Responsabilidad, actitud y compromiso serán el punto de partida para el siguiente tema a tratar: El servicio y su responsabilidad frente a la sociedad.