Los procesos de aprendizaje en adultos difieren de aquellos orientados a la población infantil y juvenil, tanto por aspectos asociados a los intereses de cada grupo poblacional como por los mismos procesos fisiológicos asociados al desarrollo cognitivo.
La estructuración de programas de formación dirigidos a adultos, y más aún si están en el marco de un proceso de educación continua, debe contemplar situaciones tales como:
i. Tiempo transcurrido entre la finalización de procesos académicos formales y el momento en el que el proceso actual pretende ser iniciado.
ii. El ambiente laboral en el que se desenvuelve el equipo de trabajo participante así como sus responsabilidades en el lugar de trabajo.
iii. Las motivaciones que han llevado al equipo a iniciar un nuevo proceso de formación.
iv. Los objetivos que se pretenden cumplir luego del desarrollo del proceso.
La respuesta a estas inquietudes derivan en un elemento común a ser tenido en cuenta: Los conocimientos básicos asociados a la materia objeto de estudio normalmente se conocen, aunque algunos de manera parcial, en consecuencia hay un interés genuino en recordar conceptos, profundizar en otros y encontrar espacios prácticos para su aplicabilidad; en este orden de ideas se concibe un proceso de formación en herramientas pedagógicas desde el construccionismo, en el que en conjunto entre el equipo docente y los participantes se tomen los elementos que le permitan a éstos [el equipo docente], la correcta definición, consolidación y fortalecimiento de herramientas que les permitan garantizar la ejecución exitosa de procesos pedagógicos que maximicen los beneficios derivados del aprendizaje en sí, la aprehensión de los mismos y la capacidad de idear procesos abductivos que permitan la aplicabilidad de éstos [los conocimientos por parte de los participantes], en entornos prácticos, premisa desde la que parte la estructuración y propuesta académica y metodológica desarrollada por Carpe Diem, y cuyo fin se materializa a través de la generación de espacios que promuevan una cultura orientada a la gestión del conocimiento al interior de nuestros diversos grupos de interés, estrategia a través de la cual buscamos que el conocimiento se constituya en un activo para la organización contratante, en cuyo caso se toma por inversión, y no solamente en un proceso formativo cuyo único beneficiario podría ser la persona asistente al programa, situación en la que la inversión se transformaría en gasto porque pudiera no evidenciarse un retorno claro en la inversión, más si en el corto plazo se llegasen a presentar situaciones en las que no se tuviese la oportunidad de que los aprendizajes adquiridos enriquecieran el quehacer organizacional de la entidad patrocinadora / contratante del programa.
Carpe Diem Consultores como gestor y promotor de estas iniciativas es coherente con la presentación anterior, en consecuencia gestiona la incorporación de los recursos necesarios para posibilitar la obtención de los mejores beneficios promoviendo con ello mayores niveles de contribución por parte de los equipos de trabajo para generar condiciones que deriven en la generación de valor para las organizaciones.
En mi próximo escrito profundizaremos en argumentaciones asociadas con los procesos de aprendizaje y el porqué de la importancia de los mismos para la evolución de los equipos de trabajo y de las organizaciones en general.
Los procesos de aprendizaje en adultos difieren de aquellos orientados a la población infantil y juvenil, tanto por aspectos asociados a los intereses de cada grupo poblacional como por los mismos procesos fisiológicos asociados al desarrollo cognitivo.